Avaesta

Pasaran los días, estoy segura, donde mis sueños son el papel de tus manos. Pasaran las horas, estoy segura, donde la niebla de tus brazos es el fuego presente. Pasaran los minutos, estoy segura, donde vistas furtivas son calles transitadas. Pero no pasaran los segundos eternos estancados de un infierno de incertidumbre.

There is a long standing ovation between your body and my hands. Oh, how I wish to traverse the map of your skin and the sea of your curls to explore the breathless depths of shaky fingers and conquer the rise of your chest. An endearment, not a task, that I envision; and in dreams, rest easy, I am a cartographer at your petition.

Vuelvo a pasar por horas con brazos vacios. Espacio recorrido, motivo no discutido, un abrazo al aire de una roca ambulante. En deslaves, el fuego corre tras venas de vidrio,                          de acero; Colinas y montañas, no hay suelo que atrape el sonido de la roca llorando por su gloria perdida.

Soy usada y usada y abusada. Día tras día, una tras otra, no importa el nombre tras la mano. Sólo el color de sus venas frías.

A veces eres azul. Turquesa, como agua de mar Ojos de opal marino, coral de astudillo; manos de marfil, dedos de mármol pulido; tacto tácito en penumbra. Sin luz ni ausencia,   una presencia no anunciada -pero no menos deseada- viene tras velos de vidrio, tras venas de tinta, vienes. Sin intención cortante te dejo pasar, tu, azul marino, en estantes de azar.

Fantasmas sin nombre y cara de que sirven sin habla. Callan. No ven, no saben. Ignoran. Fantasmas en carne cuerpos conocidos voces incoloras. Negro. El negro no cae se estanca tapa arrincona pero no ve no oye. Voces insolitas cuerpos desolados. Voces que claman y penan cuerpos que bailan y rozan. No hay nadie. Bulla y bulla murmullos gritos.

Eran voces de colores sin textura. No existian. Astillas imaginarias, bailaban con el ritmo del sueño. Rebeliones sintomáticas de sangre. Con pulso. Con pena. Silabas de destrucción insesante insensata Muerte toca el papel oscuro Navajas tras la muerte cortante filosa (pero no lo suficiente) El fin es el comienzo. Nada nace. Nada crece. Sacrificio de seda en vano por alto. Rojo Rojo cae No termina.

Quiero manchar tus ojos de azul azul tinta azul mar. Quiero moler tu vista al polvo de mi sangre en rojo vida rojo fuego. Quiero dormir tus mares y tormentas a un verde bosque verde paz. Quiero desaparecer tus huesos al negro cielo negro mar.

I want to break your pretty neck like a twig, with stones. I want to split open your red lips like a heart, with nails and screws. I want to rip open your chest like a wound, festered. I want to break your head away, to split your mind with rage, to rip apart the seams of your insanity, to crest myself in your blood,   make trophies out of your bones. And it scares me, because all I really want is to bash my head in the street,                               screaming.

Have you ever thought how some fingers drip in blood frightened           ancient                   and melted? What about eyes? Have you ever wondered how light reflects away from some pits, to rise away from others? Have you ever seen your misery; it is not as poetic as you think it is. Sorrow is a shrapnel. Anger, a blade. Fury, claws. An ailment to you for you to use will be spikes               poison                      to all. Maybe you have seen it all. Maybe you have seen nothing at all. Maybe you have not seen as much as others have. Maybe you have seen it all.